Troparion
Beata la tierra que fertilizó vuestra sangre, oh victoriosos mártires del Señor, y que recibieron vuestros cuerpos. Vencisteis al enemigo en el estadio y predicasteis a Cristo con coraje. Os pedimos rezar delante de El que salve nuestras almas, porque es bueno.
Los mártires de Cristo han mortificado por la sobriedad el fuego de la pasión y su arrebato violento. Consiguieron el carisma de sanar a los enfermos y hacer milagros durante la vida y después de la muerte. Oh prodigio verdaderamente extraño que de huesos completamente desnudos surgen las sanaciones como de una fuente. ¡Gloria a solo nuestro Dios!
En el Salmo Respondemos:
"Señor, ten misericordia de nosotros."
Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. El ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades.
R. Señor, ten misericordia de nosotros
Epístola a Los Hebreos:
Hebreos 1; 10 - 11; 3
http://www.oleadajoven.org.ar/index.php/Articulos/8904/hebreos-11-1-3 |
Y estas otras palabras:
Señor, tú en el principio pusiste la tierra sobre sus bases, y los cielos son obra de tus manos.
Ellos desaparecerán, pero tú permaneces. Serán para ti como un vestido viejo; los doblarás como doblan una capa y los cambiarás; Tú, al contrario, eres siempre el mismo y tus años no terminarán jamás.
A ninguno de sus ángeles dijo Dios: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos como tarima de tus pies.
Pues todos estos espíritus no son más que servidores y los manda Dios para bien de los que recibirán de él la salvación.
Por eso debemos prestar más atención a las enseñanzas que hemos recibido, no sea que marchemos a la deriva. Las palabras que llegaron por medio de los ángeles pasaron a ser la Ley; y toda desobediencia o descuido recibió su castigo. ¿Cómo, pues, escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan preciosa?
Pues el Señor mismo la anunció, y luego la confirmaron aquellos que le oyeron.
Continuamos con el Salmo, respondemos:
R. Señor, ten misericordia de nosotros.
R. Señor, ten misericordia de nosotros.
Evangelio de nuestro Sr. Jesucristo según San Marcos
1.Entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. 2.Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la Palabra. 3.Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. 4.Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. 5.Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» 6.Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: 7.«¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?» 8.Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? 9.¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, toma tu camilla y anda?" 10.Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice al paralítico -: 11."A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa."» 12.Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»"
Mc. 2, 1-12 - Marcos, 2 - Bíblia Católica Online
Es Palabra de Dios
Peticiones
Para que Dios conceda a sus fieles vivir estos días de Cuaresma con verdadero espíritu de penitencia, y prepararse a celebrar con fruto el sacramento del perdón, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que quienes se han apartado del camino del bien y han muerto a causa del pecado, escuchen en estos días de
Cuaresma, la voz del Hijo de Dios y vivan, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que Dios inspire sentimientos de caridad a los que tienen riquezas y multiplique los bienes de la tierra en bien de todos, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor.
Para que Dios alimente nuestra fe con su Palabra y purifique los ojos de nuestro espíritu, y asi podamos, alegrarnos en la contemplación de Su gloria. Escúchanos Señor.
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